Hoy en día, en muchas reuniones que tratan el tema hídrico, es notoria la separación artificial que se hace en la relación agua y suelo y plantas, entre agua y ecosistemas, entre agua y cuenca, entre agua y fuentes naturales de agua.
Tenemos cientos de declaraciones, leyes, organismos gubernamentales y no gubernamentales, foros mundiales sobre agua, etc. que solo hablan de "agua" , del derecho al "agua", del agua "bien público", del buen uso "del agua", de la importancia de asegurar la disponibilidad de "agua"… pero muy pocos se refieren a las fuentes de donde se obtiene agua y mucho menos de la necesidad de recuperar las capacidades de retención de agua por el suelo.
Poco se trata de mejorar las capacidades naturales de retención de agua de una cuenca. Los pocos programas, como los de fondos de agua, de consideraciones a los "servicios ambientales" o de recuperación de prácticas ancestrales como las amuna, son de escaso presupuesto y cobertura aún.
Faltan programas nacionales para apoyar estas iniciativas a gran escala y con urgencia para afrontar los efectos de cambios de clima.
Es factible recuperar las capacidades de las cuencas y de suelos degradados. Existe y se conocen las técnicas para, lograrlo. Solo se requiere la voluntad de hacerlo en gran escala por parte de privados, estado y comunidades. Así se gestó el programa Nacional de Manejo de cuencas y Conservación de Suelos (PRONAMACHS) en el Perú. Fue, lamentablemente, cuasi eliminado solo por razones políticas luego de años de grandes avances.
La retención de escorrentía y aumento de infiltración se logra con un adecuado manejo de suelos y aplicación de prácticas mecánica estructurales como terraceo, surcos en contorno, etc. Una vez recuperado las capacidades de retención del suelo, el sistema se autosostiene…
Tratar el agua en forma aislada de su origen, como si este elemento estuviera desconectado de su ciclo hidrológico natural, fase terrestre, es una falencia grave que atenta directamente contra la tan recurrida meta de seguridad hídrica.