Venezuela es el noveno país del mundo con las mayores reservas de agua dulce. Sin embargo, el Estado Venezolano, no les garantiza a sus habitantes la disponibilidad y calidad de este recurso natural. Existe un agravamiento de la crisis hídrica, que afecta al 90% de su población, que empuja a los venezolanos más vulnerables a la línea de la inseguridad alimentaria.
La crisis hídrica de Venezuela es producto no solo de la mala gestión del agua, sino que expresa el resultado de un modelo de desarrollo que conduce a la degradación de la naturaleza. La minería, la deforestación, los derrames de petróleo, las actividades agrícolas y pecuarias, son algunas de las causas que conducen a la contaminación y la degradación de las fuentes de aguas, incluyendo los embalses de agua. En ese sentido, las fallas constantes en el servicio del agua constituyen un obstáculo para mantener un aseo personal y limpieza de los espacios del hogar, así como garantizar una óptima higiene en el proceso de preparación de los alimentos.
Para los años 2022 y 2023, la plataforma de organizaciones de la sociedad civil venezolana que monitorea y documenta la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela, HumVenezuela, destaco en su informe de seguimiento de noviembre 2023 que se incrementaron las restricciones y el número de hogares sin agua en Venezuela. Las afectaciones por restricciones constantes de agua pasaron de 66,8% a 69,1%. El 49,1% de las personas utilizaron la poca agua recibida para distintas actividades de higiene del hogar e incluso para la higiene personal y la relacionada con la higiene de los alimentos o de los utensilios para cocinar. Igualmente, enfatizo que el 86% debió satisfacer sus necesidades de agua mediante fuentes alternativas, al acentuarse las deficiencias del suministro regular del servicio por acueductos. El abastecimiento alternativo aumentó en todos los tipos de fuentes, destacando un elevado ascenso de la recolección de aguas pluviales y la ayuda de vecinos o familiares. Por otra parte, en 82,5% aumentaron los reportes de señales de agua contaminada, probablemente por haber subido el uso de fuentes alternativas ante las mayores restricciones de acceso al agua.
En este contexto de crisis e inseguridad hídrica, la gran mayoría de los hogares en Venezuela deben destinar entre el diez y el cuarenta por ciento de sus ingresos a comprar agua potable en sus diversas presentaciones, donde el 69,6% de la población se encuentra en pobreza multidimensional, con una mediana de 102,5 $ de ingresos al mes.