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Machu Pichu: Ingeniería verde para un santuario del agua (II)

Sobre el blog

Luis Luján Cárdenas
Sociólogo y Periodista, Magíster en Administración, especialista en Comunicación para el Ecodesarrollo, articulista en diversos medios escritos de Perú.
  • Machu Pichu: Ingeniería verde santuario agua (II)

Decíamos en la primera parte de este artículo, que Machu Picchu (montaña vieja), ubicado en la provincia del Urubamba, Cusco, a unos 24 53 metros de altura, es un verdadero monumento de ciudad sostenible perfectamente planificada, para el desarrollo urbano sostenible, ecológico, resiliente y eficiente, considerando incluso el aspecto religioso, místico y de seguridad militar. Ofreció calidad de vida a todos sus habitantes sin poner en riesgo el ecosistema y sus servicios en medio de los Andes.

Los incas planificaron inteligentemente su ubicación, considerando fallas geológicas que le proporcionaban seguridad antisísmica, además tuvieron en cuenta dentro de su religión politeista la proyección astral, su cercanía y contacto con el dios Inti (sol), la diosa Quilla (luna), las estrellas (Quyllur), así como la energía espiritual de los Apus, guardianes y protectores perpetuos de todo lo existente en la Tierra.

La singularidad Machu Picchu que fue declarada en el 2007 una de las siete maravillas del mundo moderno, es que el agua fue el elemento mayor de los ingenieros incas, al considerarla como una divinidad y fuente de vida de todos los seres vivos, por lo que la monumental construcción de piedra, fue edificada, no en cualquier lugar, sino que se erigió sobre las aguas (diosa Mama Cocha) del río sagrado del Urubamba, considerando.

Durante cincuenta años que demoró la obra más grande edificada en el imperio del dios Sol, los incas gestionaron los materiales de construcción y los procesos ambientales, empleando elementos naturales sólidos, de alta durabilidad, limpios, no contaminantes, sin elementos tóxicos y amigables a la naturaleza. Aprovecharon la energía del astro rey perfectamente para iluminar toda la infraestructura y espacios de la ciudadela e incluso consideraron el almacenamiento de energía solar para crear un microclima en la ciudad.


Foto: Chensiyuan

El gran constructor de la maravilla verde

El inca Pachacutec (1349-1408) junto a un equipo de ingenieros diseñó la ciudad a su manera, tal como era la costumbre de los líderes del antiguo Perú, pero en esta oportunidad optó como referencia el culto al agua como principal eje de vida y existencia de la naturaleza. Machu Picchu fue la ciudad de piedra erigida con bloques de hasta 40 toneladas de peso, transportadas sin conocer la rueda, orgullo del imperio

Algunos arqueólogos afirman que fue un santuario gigante (declarado Santuario Histórico Peruano desde 1981); otros, que fue un observatorio astronómico; y, algunos plantean la tesis que fue un centro de investigación del agua y la agricultura. También se baraja la posibilidad de que era una ciudadela que Pachacutec ordenó edificar con 172 recintos para descansar y adorar a los dioses junto a su panaca real, que alcanzó un número aproximado de mil personas. Lo cierto es que sus principales estructuras son: el Intihuatana (donde se amarra el Sol), el Templo del Sol y el Templo de las Tres Ventanas.

La ciudad perdida de los incas fue con bastante certeza un gran adoratorio del agua y síntesis de la cosmología inca, enclavado en fallas y fracturas geológicas conformada por dos montañas: Huayna Picchu (montaña joven) y Machu Picchu (montaña vieja), estructura natural con la peculiaridad de que las lluvias se infiltran, drenan y recorren todas sus edificaciones y como una gran esponja emerja el agua en su base a través de filtraciones formando arroyos y manantiales, que desciende hasta el río sagrado del Urubamba. La temperatura es cálida gran parte del año con aire húmedo durante el día, y oscila entre los 12 y los 24 grados centígrados. Hay días con gran brillo solar.


Foto: Diego Delso.

Ingeniería hidráulica de culto al agua y amigable a la naturaleza

Machu Picchu fue construido considerando tres importantes puntos que son un ejemplo para la arquitectura moderna, ecológica, sostenible, innovadora y humana: unión del alma a lo sagrado durante la existencia terrenal; infraestructura natural (efectividad, equidad y sostenibilidad)[1] en perfecto equilibrio con la naturaleza; y, seguridad hídrica, alimentaria, energética y militar.

En el aspecto de la seguridad hídrica, esto se logró en gran parte por el agua de las intensas lluvias que se registran en plena selva tropical y del río Urubamba ubicado en las faldas del Machu Picchu. El abastecimiento y la reserva hídrica fueron suficiente en exceso para el uso doméstico, la agricultura y la adoración de la diosa Mama Cocha.

Se ha detectado más de una veintena de fuentes y reservorios para agua Algunas eran para rendir culto y ceremonias de purificación. Una de ellas era reservada, incluyendo agua tibia, para la vivienda del inca y su familia, ubicada debajo del Templo del Sol.

Otras fuentes almacenaban agua para que no faltara este servicio en ninguna época del año. El almacenamiento era directo de las lluvias y bajo la técnica de siembra y cosecha de agua para la agricultura y ganadería en los alrededores. Había una red de 129 canales y acueductos para el drenaje de las aguas que no se utilizaban, además era imprescindible para desfogar la proveniente del exceso de las lluvias.

La red de distribución en más del 60% era a través de largos canales subterráneos de hasta cien metros que cubría toda el área del complejo urbano y abastecía por medio de una ―denominada― escalera de fuentes, en la que el agua descendía por el costado de una escalera tallada en piedra, mientras que acueductos subterráneos llevaban el líquido elemento para que discurriera hacia las terrazas o andenes. Luego de más de 500 años aún funciona esta compleja red hidráulica.

“Este drenaje hace posible que la edificación se abastezca de agua permanentemente y no se destruya con el paso del tiempo. El agua de lluvia en esta zona de ceja selva es intensa y la captaban y almacenaban desde manantiales, siendo el principal constituido con un gran muro de piedras permeables “de 14.6 m de largo y 1.4 metros de altura, por el cual se filtra el agua a una fosa rectangular de piedra, que se conecta al canal de 749 m, con una pendiente de 3% que abastece las 16 fuentes de la zona urbana…”.

Esta es la tesis de Kenneth Wright y Alfredo Valencia (2000)[2], quienes agregan que durante varios años investigaron este sistema de captación, conservación, almacenamiento y distribución de agua y llegaron a la conclusión que son 10 los componentes principales en 32,592 hectáreas de difícil acceso y edificado con bloque de piedra tallados a mano.

Sus conclusiones son:

  1. Drenaje principal centralizado que separaba el sector agrícola del urbano.
  2. Drenaje superficial para las terrazas agrícolas con adecuadas pendientes longitudinales, que conducen a canales de superficie integrados con escaleras de acceso a las terrazas o al drenaje principal.
  3. Drenaje agrícola del subsuelo, típicamente consistente en piedras grandes cubiertas con una capa de grava, encima de ella, otra capa de material un tanto arenoso.
  4. Administración y control de drenaje de agua domestica no utilizada.
  5. Eficiente drenaje superficial del suelo sembrado con pasto curto para evacuar el agua que caía de los techos de paja de las numerosas construcciones y el agua de escorrentía de las plazas. En algunos lugares existen canales de goteo por los techos de paja.
  6. Canales de drenaje urbanos y agrícolas combinados con escaleras, senderos o interiores de templos.
  7. Profundos estratos de fragmentos de roca y piedras bajo las plazas para hacer posible que la plaza reciba e infiltre la escorrencia de áreas tributarias.
  8. Un bien concebido y estratégicamente localizado sistema para el área urbana que consiste en 129 salidas de desagüe ubicadas en los numerosos muros de contención y en las paredes de los edificios.
  9. Cuevas subterráneas con un flujo relativamente libre del agua bajo tierra a través de depósitos permeables naturales de granito descompuesto y rocas.
  10. Sistemas concebidos para interceptar el drenaje de agua subterránea en la parte inferior del flanco oriental del cerro, para el abastecimiento de fuentes ceremoniales y utilitarias.

El secreto de la seguridad hídrica de Machu Picchu está bajo tierra

La experta en políticas públicas por la Universidad de Georgetown Anamaría Núñez en Por el camino del Inca[3], publicación de Infraestructura y Energía del BID en Washington DC, sostiene que “aunque se tratara de un sitio religioso, refugio imperial o centro de investigación científica y agrícola, el secreto de la juventud eterna de la ciudadela está bajo tierra (…) para garantizar la sostenibilidad de las obras en una zona de difícil acceso, arrullada por sismos y grandes cantidades de lluvia”.

“Los canales de suministro de agua y sistemas de drenaje son sin duda la infraestructura oculta más importantes de la ciudad. La principal fuente de agua proviene de un sistema de recolección de manantiales que los ingeniosos urbanistas construyeron en las laderas del Machu Picchu. Para llevar el agua de la fuente a la ciudad, se previó un canal de más de 700 metros, que una vez intramuros distribuía el agua mediante 16 fuentes, una de ellas reservada a la residencia del Inca. Dichas fuentes operaban flujos de un promedio de 25 litros por minuto, pero podían oscilar entre 10 a 100 litros por minuto (es decir que funciona en tiempos secos o muy lluviosos)”.

Núñez acota que “El estudio de Wright también demuestra que el sistema de drenaje contaba con canales de alivio que en un año húmedo, dirigían las aguas sobrantes lejos del canal de suministro de agua potable hacia las 700 laderas de la zona agrícola, o a un desagüe principal situado entre la zona agrícola y urbana. ¿Y en un año seco? Descubrimientos recientes de un camino de la ciudadela al río Urubamba dejarían entender que los incas usaban el río como una fuente secundaria de agua”.

Machu Picchu, maravilla del mundo fue una de las máximas expresiones de la ingeniería inteligente y ecológica, nuca superada hasta hoy. La ciudad del Cusco es otra maravilla que consideró el agua como un elemento sagrado al que había que respetar, cosa que hemos olvidado en los tiempos modernos.

Hay suficientes argumentos práctico-conceptuales para considerarla una perfecta obra asentada en soluciones basadas en la naturaleza, que cumplió un gran desafío arquitectónico, social y místico, hace más de cinco siglos en América del Sur, que ha mitigado con éxito incluso hasta la acción antropogénica moderna.

A inicios del siglo XVI, coincidentemente con el arribo de los españoles, sufrió un incendio y luego fue abandonada repentinamente. Se dice que una epidemia de viruela espantó a sus habitantes; pero también se especula que la población huyó al enterarse del saqueo del Cusco por parte de los invasores europeos.

(Foto: Bill Damon)

[1] La infraestructura natural es un sistema interconectado de componentes del ecosistema (agua, suelo, subsuelo, vegetación, biodiversidad) que realiza una o más funciones que proporcionan servicios o beneficios a las personas, tales como regulación hidrológica, secuestro de carbono, mitigación de inundaciones, regulación del clima o control de erosión. Las soluciones basadas en la naturaleza aseguran o recuperan las funciones de la infraestructura natural. Ver.

[2] Wrigth, Kenneth & Alfredo Valencia Zegarra (2000). Machu Picchu: a Civil Engineering Marvel: Reston: American Society of Civil Engineers.

[3] IADB.