Nizar Baraka, ministro marroquí de Infraestructuras y Agua, declaró el pasado martes que la desalación sigue siendo una prioridad para gestionar el déficit hídrico, que se ha convertido en estructural, dadas las repercusiones del calentamiento climático, informa MAP, Agence Marrocaine de Presse.
Baraka añadió que, de aquí a 2030, el 50% del abastecimiento de agua potable procederá de la desalación, precisando que el Gobierno ha puesto en marcha un plan de construcción de varias plantas desaladoras para alcanzar una producción de 1.400 millones de m3 en esa fecha.
El ministro precisó también que la OCP se encargará de desalar 560 millones de m3, destacando que 500 millones de m3 de agua se destinarán a la agricultura, mientras que el volumen restante se utilizará para suministrar agua potable a los ciudadanos.
Según el plan gubernamental, las ciudades costeras se dotarán de plantas desaladoras, en el marco de una colaboración entre los sectores público y privado, lo que significa que no se abastecerán de agua de los embalses, que se destinará a satisfacer las necesidades de las ciudades del interior y de las zonas rurales, así como al regadío.
El ministro también explicó que, para hacer frente al problema del estrés hídrico, el Gobierno ha adoptado un enfoque basado en la solidaridad entre las ciudades costeras y las del interior, ampliando las fuentes de abastecimiento de agua potable y aliviando la presión sobre los embalses, cuya agua se destinará a las regiones del interior, al mundo rural y al sector agrícola.